martes, 3 de diciembre de 2019

El guachinche, tradición o reclamo para el turista

El guachinche era un pequeño salón, donde el humilde viticultor guardaba sus enseres agrícolas o aperos de labranza; pequeñas barricas de madera de vino, incluyendo el merry de arar y una vieja moto.

El guachinche luego paso a taberna y se crea por el viticultor por la necesidad de vender los excedentes del vino, acompañado de ricos platos culinarios que en otra época sirvieron para saciar las fatigas de los estómagos de muchas personas, como el escaldón, las garbanzas compuestas, la carne fiesta y el pescado salado con papas arrugadas.
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Un salón sin vestir y un piso de tierra o de picón, acompañado de un pequeño mostrador, eran los escenarios, donde el humilde viticultor vendía sus caldos, acompañado de tomates aliñados con orégano y aceite, queso blanco de cabra, garbanzas con tropezones, carne fiesta y conejo.

Tampoco faltaban los chochos o la cabrilla (gofio y azúcar). Fueron tiempos de tenderetes, de cánticos y amistades.

El guachinche tradicional por sus características y estética, es improvisador: un almanaque de los años sesenta; refranes, poesías, un cuadro del primer tranvía que tuvo Santa Cruz de Tenerife; materiales de labranzas y sillas desniveladas al igual que las mesas, muchas de ellas aprovechadas de las bobinas de telefónica.

El cuidado y el engalanamiento de las paredes de los guachinches son productos de la imaginación de las familias de los viticultores.

Objetos originales que despiertan o llaman la atención de todos aquellos clientes que deciden tomarse un buen vaso de vino y unas buenas garbanzas compuestas.

Tampoco puede faltar en sus paredes el timple de nuestra tierra o la guitarra. Así eran los guachinches de la época, de un pasado que ya es presente.

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Los actuales, los vanguardistas, nada tienen que ver con los anteriores.

La historia de Tenerife va unida al vino, a la tierra, al campo, sujeta a la climatología, a sus gentes, a los lugares, en la víspera del día de San Andrés. Y todo ello se vinculan con el mejor de los escenarios para su disfrute: los guachinches.

Hoy hay una regulación gubernamental; unas normas sanitarias y estéticas. Un mayor control de los caldos de cosecha propia, debiendo de estar inscritos en el Registro de Industria Agraria y en el Registro de Envasadores de vino, y, un número determinado de comidas.

Sin duda, la picaresca en algunos establecimientos de comidas es aprovechada para utilizar la frase de guachinches como un reclamo comercial. Bien sea para pagar menos impuestos y servir un mayor número de comidas.

Muchos son los guachinches que hay, sobre todo en la zona norte de Tenerife. Hay gusto para todo; depende de la calidad del vino y de la comida.

Sabido es, que el guachinche debe cumplir la normativa de tener tres clases de comida en sus pizarras, pero la mayoría no cumplen con lo establecido, ya que el guachinche vanguardista se nutre de un variado menú.

Por último, hoy, nuestros guachinches gozan de popularidad y son visitados por muchas personas de otras islas del Archipiélago canario, que no dudan en viajar muchos fines de semanas a Tenerife, al norte de la Isla, más exactamente, para saborear nuestros vinos y comidas tradicionales.

También, para llevar vino tinto para sus respectivas islas. Incluso, ¡qué alegría me da cuando veo en muchos guachinches la presencia de extranjeros degustando los caldos de nuestra tierra!

‘¡Vamos de guachinches! …y otras casas de comida’
El libro del periodista Rafael Lutzardo

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Este libro es el resultado de un trabajo de campo realizado por el periodista Rafael Lutzardo durante más de una década, en la que ha ido visitando los más de 100 establecimientos que recoge en este volumen, que, más que una guía, “supone una investigación sobre la evolución y el cómo y por qué surgen los guachinches, cuyo origen se remonta a finales de los años 60 del pasado siglo, en respuesta a la compleja situación económica que se vivía en aquel tiempo.

Y décadas después, es precisamente una crisis económica la que provoca un auge sin precedentes y un incremento del número de guachinches”, según comenta el autor.

Un nuevo libro que debe convertirse en una guía útil, actualizada de consulta sobre los guachinches en la isla de Tenerife.

Investigación sobre la evolución y el cómo y por qué surgen los guachinches, cuyo origen se remonta a finales de los años 60 del pasado siglo, en respuesta a la compleja situación económica que se vivía en aquel tiempo.

Y décadas después, es precisamente una crisis económica la que provoca un auge sin precedentes y un incremento del número de guachinches”

Con esta obra, Lutzardo quiere rendir homenaje a las gentes del mundo rural, cuya dura labor pasa desapercibida, “olvidándose muchas veces el esfuerzo que conlleva ese recorrido afanoso que realizan los vinos desde la tierra a la mesa. Un reconocimiento a las familias que trabajan en el campo, en la bodega o en las cocinas y a las que los guachinches aportan sustento económico y les permiten una mayor visibilidad”, abunda el escritor.

Para completar esa “oda” al viticultor y al guachinche, el autor cuenta con la colaboración de periodistas, políticos, escritores o enólogos, que en el libro relatan sus experiencias vinculadas a estos establecimientos.

Este trabajo contiene fichas técnicas y una breve guía, donde el autor también da cuenta de algunas tascas, casas de comida, bodegones, bares y restaurantes. Por último, se incluye un glosario del habla canaria relacionada con esta actividad gastronómica.

Aun con el sabor del vino de la tierra en el paladar y el disfrute de una suculenta comida, donde no han faltado las garbanzas, el cochino negro y un buen plano de papas fritas, me dispongo a disfrutar de un paisaje que solo el Norte brinda con este verdor incandescente bajo los rayos del sol y unos frondosos aguacateros.

Ambiente familiar, casero y cercano, donde todos a una, luchan por hacer de los frutos de la tierra un futuro son más condimentos que el olor a la tierra mojada, el orégano, el tomillo y el laurel.


Mucho ha cambiado el concepto y forma del guachinche en el siglo XX y en los comienzos del XXI.

Exponentes del guachinche tradicional ya quedan pocos. 

Es decir, ha habido un antes y después. En la actualidad, hay dos conceptos: el tradicional y el vanguardista. Haciendo un breve recorrido de la historias de estos habitáculos rurales vitivinícolas de nuestra tierra, los guachinches son una cultura que se crea en Tenerife sin que el viticultor se dé cuenta de ello. 

GUACHINCHES EN EL NORTE

El ‘ranking’ de Lutzardo

1) Guachinche El Ramal  es un auténtico guachinche canario, con una localización privilegiada. Situado en El Ramal, en La Orotava, este local tiene todo a su favor: es espacioso, con mesas de todos los tamaños, preciosas vistas, bien atendido por gente muy amable y cercana

2) Guachinche Casa Yayi   Cocina casera en un ambiente tranquilo y familiar. Buena ropavieja, pescado salado, carne fiesta, huevos estrellados, asadura, pulpos.

3) Guachinche Parralito   situado en la calle San Cristóbal, 66, en La Matanza de Acentejo. Es el típico guachinche, situado en los bajos de la casa, con paredes y techos sin encalar. Allí se reparten las siete u ocho mesas de la que dispone el comedor. En un rincón, un espacio que ocupa la pequeña barra con la cocina. En la pizarra, los platos que ofrecen. Aunque no son muchos (como buen guachinche), abarcan un poco de todo, suficiente para acompañar al vino que anuncian de su cosecha. No tiene carne a la brasa.

4) Guachinche Basilio  Lugar acogedor y tranquilo. Comida casera y buena carne a la brasa los fines de semana. Calle de Obispo Pérez Cáceres, 75.  La Matanza de Acentejo.

5) Guachinche Nunca Es Lejos  Lugar de pendiente bastante pronunciada, pero merece la pena llegar. Entorno familiar y buen vino. Especialidad en carne a la brasa. Calle la Turca, en el barrio La Corujera; en Santa Úrsula.

6) Guachinche Julián   Ambiente casero y familiar. Especialidad en carne a la brasa. Excelente vino de cosecha propia. Calle la Cepa, 5, en Santa Úrsula.

7) Guachinche Quintero   Excelente vino de propia cosecha. Buen queso blanco tierno. Chicharros y sardinas fritas, carne de conejo, garbanzas y carne a la brasa. Calle la Cepa, 1; en Santa Úrsula.

8) Guachinche David.   Especialidad en estofado de cabra, costillas a la brasa, garbanzas y pollos asados. Buen vino de cosecha propia. Carretera Nueva de la Corujera 75. Santa Úrsula.

9) Guachinche La Y Griega  Ambiente de mundo rural. Comida casera. Buenas garbanzas, carne a la brasa y excelente vino de cosecha propia. Calle de la fortuna 23. La corujera. Santa Úrsula.

10) Guachinche Tomás y Úrsula   Ubicado en Calle Cuesta Perera, 14. El Farrobillo-Santa Úrsula. Destaca por sus famosos ranchos canarios con castaña. Buena carne a la brasa. 

Otros

Guachinche Emilio y Mar    El guachinche de Emilio y Mar en la subida a la corujera, Santa Ursula, tiene muy buena parrilla, tanto los bistec, como las chuletas son muy buenas, y bien cocinadas. De entrante el costillar, esta riquísimo y con el vino, hay que tener cuidado, ya que se cuela. De postre varios, pero mi preferido es el quesillo. Muy buena atención por parte del matrimonio.

GUACHINCHES EN EL SUR

La cueva de Chichio (ya en el recuerdo) Calle Esther Diaz s/n, 38628, Tenerife

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