Taberna Vasca Txupinazo
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The best food and the best restaurants in Los Cristianos
The different kitchens of Los Cristianos
Food delivery in Los Cristianos
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miércoles, 24 de abril de 2019
Mesón Era Las Mozas - Valle San Lorenzo
Calle Cabezado, 26 | bajo, Valle San Lorenzo 38626, Tenerife, España
Tel. 922 765 597
Una buena opción para comer buena carne a la brasa. Además las raciones son enormes. Aparte de la carne tienen también queso tierno, ensalada, croquetas, garbanzas *, fabada, etc y una opción de pescado como el bacalao encebollado.
Todo bueno y caserito. Los camareros son amables y el ambiente tranquilo si vas pronto, porque suele llenarse. Buena relación calidad-precio.
Como consejo: llegar temprano o en su defecto reservar ya que suele llenarse.
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martes, 3 de diciembre de 2019
The guachinche, tradition or attraction for tourists
The guachinche was a small room where the humble winegrower kept his agricultural implements or farming tools; small wooden wine barrels, including the ploughing merry-go-round and an old motorbike.
The guachinche then became a tavern and was created by the winegrower because of the need to sell the surplus wine, accompanied by rich culinary dishes that once served to satiate the tired stomachs of many people, such as escaldón, garbanzas compuestas, carne fiesta and salted fish with wrinkled potatoes.
An undressed room and a floor of earth or picón, accompanied by a small counter, were the settings where the humble wine grower sold his broths, accompanied by tomatoes seasoned with oregano and oil, white goat's cheese, garbanzas with chunks, carne fiesta and rabbit.
There was also no lack of chochos or cabrilla (gofio and sugar). These were times of stalls, songs and friendships.
The traditional guachinche, due to its characteristics and aesthetics, is improvised: an almanac from the sixties; sayings, poems, a picture of the first tram that Santa Cruz de Tenerife had; farm materials and uneven chairs as well as the tables, many of which were taken from telephone reels.
The care and decoration of the walls of the guachinches are products of the imagination of the winegrowers' families.
Original objects that awaken or attract the attention of all those customers who decide to have a good glass of wine and some good "garbanzas compuestas".
Nor can you miss the timple of our land or the guitar on the walls. These were the guachinches of the time, from a past that is now the present.
The current ones, the avant-garde ones, have nothing to do with the previous ones.
The history of Tenerife is linked to wine, to the land, to the countryside, subject to the weather, to its people, to the places, on the eve of St. Andrew's Day. And all this is linked to the best of settings for its enjoyment: the guachinches.
Today there is government regulation; sanitary and aesthetic standards. There is greater control of home-grown wines, which must be registered in the Agricultural Industry Register and in the Register of Wine Bottlers, and a certain number of meals.
Undoubtedly, the roguishness of some catering establishments is used to exploit the phrase "guachinches" as a marketing gimmick. Either to pay less tax and serve a larger number of meals.
There are many guachinches, especially in the north of Tenerife. There is a taste for everything; it depends on the quality of the wine and the food.
It is well known that the guachinche must comply with the regulation of having three kinds of food on their blackboards, but most of them do not comply with the established rules, as the avant-garde guachinche is nourished by a varied menu.
Finally, today, our guachinches are very popular and are visited by many people from other islands of the Canary Archipelago, who do not hesitate to travel many weekends to Tenerife, to the north of the island, more precisely, to taste our wines and traditional food.
They also bring red wine for their respective islands. What a joy it gives me when I see foreigners tasting the wines of our land in many guachinches!
Let's go to guachinches! ...and other eating houses'.
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El guachinche, tradición o reclamo para el turista
El guachinche era un pequeño salón, donde el humilde viticultor guardaba sus enseres agrícolas o aperos de labranza; pequeñas barricas de madera de vino, incluyendo el merry de arar y una vieja moto.
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Un salón sin vestir y un piso de tierra o de picón, acompañado de un pequeño mostrador, eran los escenarios, donde el humilde viticultor vendía sus caldos, acompañado de tomates aliñados con orégano y aceite, queso blanco de cabra, garbanzas con tropezones, carne fiesta y conejo.
Tampoco faltaban los chochos o la cabrilla (gofio y azúcar). Fueron tiempos de tenderetes, de cánticos y amistades.
El guachinche tradicional por sus características y estética, es improvisador: un almanaque de los años sesenta; refranes, poesías, un cuadro del primer tranvía que tuvo Santa Cruz de Tenerife; materiales de labranzas y sillas desniveladas al igual que las mesas, muchas de ellas aprovechadas de las bobinas de telefónica.
El cuidado y el engalanamiento de las paredes de los guachinches son productos de la imaginación de las familias de los viticultores.
Objetos originales que despiertan o llaman la atención de todos aquellos clientes que deciden tomarse un buen vaso de vino y unas buenas garbanzas compuestas.
Tampoco puede faltar en sus paredes el timple de nuestra tierra o la guitarra. Así eran los guachinches de la época, de un pasado que ya es presente.
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Los actuales, los vanguardistas, nada tienen que ver con los anteriores.
La historia de Tenerife va unida al vino, a la tierra, al campo, sujeta a la climatología, a sus gentes, a los lugares, en la víspera del día de San Andrés. Y todo ello se vinculan con el mejor de los escenarios para su disfrute: los guachinches.
Hoy hay una regulación gubernamental; unas normas sanitarias y estéticas. Un mayor control de los caldos de cosecha propia, debiendo de estar inscritos en el Registro de Industria Agraria y en el Registro de Envasadores de vino, y, un número determinado de comidas.
Sin duda, la picaresca en algunos establecimientos de comidas es aprovechada para utilizar la frase de guachinches como un reclamo comercial. Bien sea para pagar menos impuestos y servir un mayor número de comidas.
Muchos son los guachinches que hay, sobre todo en la zona norte de Tenerife. Hay gusto para todo; depende de la calidad del vino y de la comida.
Sabido es, que el guachinche debe cumplir la normativa de tener tres clases de comida en sus pizarras, pero la mayoría no cumplen con lo establecido, ya que el guachinche vanguardista se nutre de un variado menú.
Por último, hoy, nuestros guachinches gozan de popularidad y son visitados por muchas personas de otras islas del Archipiélago canario, que no dudan en viajar muchos fines de semanas a Tenerife, al norte de la Isla, más exactamente, para saborear nuestros vinos y comidas tradicionales.
También, para llevar vino tinto para sus respectivas islas. Incluso, ¡qué alegría me da cuando veo en muchos guachinches la presencia de extranjeros degustando los caldos de nuestra tierra!
‘¡Vamos de guachinches! …y otras casas de comida’
Este
libro es el resultado de un trabajo de campo realizado por el
periodista Rafael Lutzardo durante más de una década, en la que ha ido
visitando los más de 100 establecimientos que recoge en este volumen,
que, más que una guía, “supone una investigación sobre la evolución y el
cómo y por qué surgen los guachinches, cuyo origen se remonta a finales
de los años 60 del pasado siglo, en respuesta a la compleja situación
económica que se vivía en aquel tiempo.
Y décadas después, es
precisamente una crisis económica la que provoca un auge sin precedentes
y un incremento del número de guachinches”, según comenta el autor.
Un nuevo libro que debe convertirse en una guía útil, actualizada de consulta sobre los guachinches en la isla de Tenerife.
Investigación
sobre la evolución y el cómo y por qué surgen los guachinches, cuyo
origen se remonta a finales de los años 60 del pasado siglo, en
respuesta a la compleja situación económica que se vivía en aquel
tiempo.
Y décadas después, es precisamente una crisis económica
la que provoca un auge sin precedentes y un incremento del número de
guachinches”
Con esta obra, Lutzardo quiere rendir homenaje a las
gentes del mundo rural, cuya dura labor pasa desapercibida,
“olvidándose muchas veces el esfuerzo que conlleva ese recorrido afanoso
que realizan los vinos desde la tierra a la mesa. Un reconocimiento a
las familias que trabajan en el campo, en la bodega o en las cocinas y a
las que los guachinches aportan sustento económico y les permiten una
mayor visibilidad”, abunda el escritor.
Para completar esa “oda”
al viticultor y al guachinche, el autor cuenta con la colaboración de
periodistas, políticos, escritores o enólogos, que en el libro relatan
sus experiencias vinculadas a estos establecimientos.
Este
trabajo contiene fichas técnicas y una breve guía, donde el autor
también da cuenta de algunas tascas, casas de comida, bodegones, bares y
restaurantes. Por último, se incluye un glosario del habla canaria
relacionada con esta actividad gastronómica.
Aun con el sabor del
vino de la tierra en el paladar y el disfrute de una suculenta comida,
donde no han faltado las garbanzas, el cochino negro y un buen plano de
papas fritas, me dispongo a disfrutar de un paisaje que solo el Norte
brinda con este verdor incandescente bajo los rayos del sol y unos
frondosos aguacateros.
Ambiente familiar, casero y cercano, donde
todos a una, luchan por hacer de los frutos de la tierra un futuro son
más condimentos que el olor a la tierra mojada, el orégano, el tomillo y
el laurel.
Mucho ha cambiado el concepto y forma del guachinche en el siglo XX y en los comienzos del XXI.
Exponentes del guachinche tradicional ya quedan pocos.
Es decir, ha habido un antes y después. En la actualidad, hay dos conceptos: el tradicional y el vanguardista. Haciendo un breve recorrido de la historias de estos habitáculos rurales vitivinícolas de nuestra tierra, los guachinches son una cultura que se crea en Tenerife sin que el viticultor se dé cuenta de ello.
1) Guachinche El Ramal es
un auténtico guachinche canario, con una localización privilegiada.
Situado en El Ramal, en La Orotava, este local tiene todo a su favor: es
espacioso, con mesas de todos los tamaños, preciosas vistas, bien
atendido por gente muy amable y cercana
2) Guachinche Casa Yayi
Cocina casera en un ambiente tranquilo y familiar. Buena ropavieja,
pescado salado, carne fiesta, huevos estrellados, asadura, pulpos.
3) Guachinche Parralito situado
en la calle San Cristóbal, 66, en La Matanza de Acentejo. Es el típico
guachinche, situado en los bajos de la casa, con paredes y techos sin
encalar. Allí se reparten las siete u ocho mesas de la que dispone el
comedor. En un rincón, un espacio que ocupa la pequeña barra con la
cocina. En la pizarra, los platos que ofrecen. Aunque no son muchos
(como buen guachinche), abarcan un poco de todo, suficiente para
acompañar al vino que anuncian de su cosecha. No tiene carne a la brasa.
4) Guachinche Basilio
Lugar acogedor y tranquilo. Comida casera y buena carne a la brasa los
fines de semana. Calle de Obispo Pérez Cáceres, 75. La Matanza de
Acentejo.
5) Guachinche Nunca Es Lejos
Lugar de pendiente bastante pronunciada, pero merece la pena llegar.
Entorno familiar y buen vino. Especialidad en carne a la brasa. Calle la
Turca, en el barrio La Corujera; en Santa Úrsula.
6) Guachinche Julián Ambiente
casero y familiar. Especialidad en carne a la brasa. Excelente vino de
cosecha propia. Calle la Cepa, 5, en Santa Úrsula.
7) Guachinche Quintero
Excelente vino de propia cosecha. Buen queso blanco tierno.
Chicharros y sardinas fritas, carne de conejo, garbanzas y carne a la
brasa. Calle la Cepa, 1; en Santa Úrsula.
8) Guachinche David. Especialidad
en estofado de cabra, costillas a la brasa, garbanzas y pollos asados.
Buen vino de cosecha propia. Carretera Nueva de la Corujera 75. Santa
Úrsula.
9) Guachinche La Y Griega
Ambiente de mundo rural. Comida casera. Buenas garbanzas, carne a la
brasa y excelente vino de cosecha propia. Calle de la fortuna 23. La
corujera. Santa Úrsula.
10) Guachinche Tomás y Úrsula Ubicado en Calle Cuesta Perera, 14. El Farrobillo-Santa Úrsula. Destaca por sus famosos ranchos canarios con castaña. Buena carne a la brasa.
Otros
Guachinche Emilio y Mar El guachinche de Emilio y Mar en la subida a la corujera, Santa Ursula, tiene muy buena parrilla, tanto los bistec, como las chuletas son muy buenas, y bien cocinadas. De entrante el costillar, esta riquísimo y con el vino, hay que tener cuidado, ya que se cuela. De postre varios, pero mi preferido es el quesillo. Muy buena atención por parte del matrimonio.
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